
Hay materiales que combinan con todo: con una cafetera clásica, con una vajilla moderna, con una bandeja de desayuno en domingo o con un rincón de café montado con mimo. El vidrio de borosilicato es uno de ellos. Transparente como el cristal, pero más resistente. Ligero, pero duradero. Y con una estética que funciona igual de bien en el día a día como en las ocasiones especiales. En este artículo te contamos por qué este material se ha convertido en el favorito de quienes buscan piezas bonitas y funcionales para la cocina y la mesa, qué productos puedes encontrar en la colección de Culinarium y cómo integrarlos en tus rutinas diarias sin esfuerzo. Porque la mesa también habla de ti. Y cuando todo encaja, el café sabe mejor.
A simple vista, el borosilicato parece cristal, pero es mucho más resistente. Está compuesto por sílice y boro, lo que lo hace especialmente duro frente a golpes, ralladuras y cambios bruscos de temperatura. Esa combinación lo convierte en el aliado perfecto para el menaje diario: puedes usarlo con bebidas calientes o frías, meterlo en la nevera o dejarlo cerca de la cafetera sin miedo.
Además:
El borosilicato es, en resumen, un material diseñado para durar, sin dejar de ser bonito.
Dentro de la categoría de borosilicato de Culinarium, encontrarás todo lo que necesitas para montar un rincón de café o té bonito, funcional y bien resuelto. Estas son algunas de las piezas clave:
Todas las piezas mantienen la misma línea visual, así que puedes combinarlas libremente sin que nada desentone.
No hace falta tener una vajilla completa para que tu mesa se vea bien. A veces, basta con acertar en los pequeños detalles: una taza bonita, una jarra bien elegida, un azucarero que encaje con el resto. El borosilicato ayuda justo en eso: da unidad visual y mantiene un estilo limpio, sin sobrecargar.
Y si eres de los que cuidan los materiales, el borosilicato es una opción más consciente. Dura más, genera menos residuos a largo plazo y evita el uso de plásticos en piezas que se usan a diario.
Prepararte un café por la mañana, poner la mesa para un desayuno lento, servir un té después de comer… todas esas rutinas ganan cuando tienes a mano las piezas adecuadas.
Aquí tienes algunas ideas para integrar el borosilicato en tu día a día:
No necesitas comprar mucho. Solo elegir bien.
La colección de borosilicato de Culinarium está pensada para quienes valoran la estética, pero también la durabilidad. Las piezas no se deforman, no se manchan con facilidad, no huelen, no se rayan. Pueden pasar de la nevera a la encimera, del lavavajillas al mueble y de ahí otra vez a la mesa.
Además, el uso de tapas de acero o de bambú en jarras y azucareros añade un punto natural y moderno que combina con cualquier otro material: cerámica, madera, lino, acero inoxidable…
Y si en algún momento decides renovar alguna pieza, podrás encontrar su reemplazo sin salirte de la colección, manteniendo la armonía en tu menaje.
El momento del café (o del té) no es solo un ritual. Es un pequeño ancla en medio del ritmo diario. Y cuando tienes un rincón preparado con cariño, con piezas bonitas, funcionales y bien pensadas, ese momento cambia. Se vuelve más tuyo. Más consciente.
El borosilicato encaja con esa forma de ver la cocina. De entender la mesa. De darle importancia a lo que usas cada día, aunque sea solo para servir agua o calentar leche.
El borosilicato no es nuevo. Pero sí es una de esas cosas que, cuando las pruebas, ya no quieres otra cosa. Porque combina lo mejor del vidrio con una resistencia inesperada. Porque se ve bien y se usa mejor. Y porque te permite tener una cocina y una mesa funcional, bonita y con coherencia.
En Culinarium tienes una colección completa pensada para eso: para que montar tu rincón de café, tu bandeja de desayuno o tu mesa de media tarde sea fácil, práctico y siempre con estilo.